¿Por qué una entidad tiene que recolectar datos?

¿Por qué una entidad tiene que recolectar datos?

Una de las características que comparten todas las personas de nuestra sociedad actual es que generan datos constantemente. Producimos datos de posición y comportamiento solo por el hecho de llevar el teléfono en el bolsillo, llevar una pulsera deportiva o usar el ordenador portátil. Incluso quien no utiliza activamente la tecnología genera datos cada vez que utiliza el transporte público, hace compras en un supermercado, entra al gimnasio…

Todos estos datos han acontecido un valor clave por la competitividad de las empresas. Una muestra de esto son los 19.000 millones de dólares que en 2014 Facebook pagó por WhatsApp, un servicio gratuito sin publicidad. En este caso, los algoritmos que utiliza la red social para mostrar publicidad pasaron a alimentarse con las conversaciones de WhatsApp, del mismo modo que los algoritmos de Google se nutren de los correos electrónicos que intercambian las personas que utilizan Gmail.

Los datos como valor social

El impacto que puede tener la explotación de los datos no ha pasado desapercibido para nadie. Afortunadamente, muchas iniciativas sociales también han contemplado este potencial y, en la actualidad, se están llevando a cabo una gran cantidad de iniciativas relacionadas con los datos con objetivos humanitarios y medioambientales. Del mismo modo que pasa en el mundo de los negocios, los proyectos que utilizan los datos como valor social cubren un gran abanico de dimensiones y propósitos.

Del mismo modo que pasa en el mundo de los negocios, los proyectos que utilizan los datos como valor social cubren un gran abanico de dimensiones y propósitos

Algunas de las iniciativas más ambiciosas son, por ejemplo, el uso de imágenes por satélite para situar los lugares de actuación más urgentes después de un desastre natural, localizar embarcaciones de migrantes que intentan cruzar el Mediterráneo, y detectar migraciones masivas de animales. De manera similar, a través del reconocimiento de imágenes también es posible localizar víctimas de tráfico de personas y diagnosticar enfermedades a partir de imágenes médicas. La cantidad de proyectos de gran envergadura que, gracias a los datos, son capaces de contribuir a causas sociales crece día tras día.

No obstante, esto no quiere decir que los datos solo sean útiles por proyectos humanitarios a gran escala. A escala local, las entidades que trabajan para ayudar en las personas o al medio ambiente que las rodea también pueden aprovechar sus datos (o su potencial de obtener) para incrementar sustancialmente el impacto de sus acciones. Como que en este ámbito acostumbra a haber carencia de recursos y conocimientos técnicos, organizaciones como DataForGoodBCN ofrecen asesoramiento y mentorización.

¿Qué puede hacer una entidad local con sus datos?

Lo primero que tiene que hacer una entidad social es darse cuenta de que dispone de unos datos que genera automáticamente a partir de su actividad. Un ejemplo serían los datos del colectivo por el cual trabaja (datos personales básicos de personas sin-techo, escuelas que necesitan recursos básicos) o bien también sobre sus socios y socias y colaboradores y colaboradoras (datos personales, pagos, cuotas…). Todos estos datos ya son útiles para extraer conclusiones.

Esta gran variedad de datos que se puede generar es una herramienta muy potente para mejorar la toma de decisiones en una entidad social. Mediante los datos típicos de una entidad se puede, por ejemplo, predecir el cese en el pago de las cuotas, generar un conjunto de perfiles para entender qué tipo de persona apoya a la entidad o visualizar los datos dinámicamente mediante un dashboard de una manera clara y eficaz. Así, se pueden lanzar campañas más efectivas en las redes sociales, hacer informes más completos o, incluso, decidir qué inversiones son más rentables y qué menos. Además, en caso de que se hayan recogido suficientes datos sobre la actividad que realiza la entidad, se pueden llegar a mejorar los servicios que se ofrecen, de forma que quienes reciba prestaciones también se  pueda beneficiar.

¿Cómo a empezar a trabajar?

Hay muchas maneras de recolectar datos. El más natural es empezar a almacenarlas de manera automática en una hoja de datos, como el Excel. No obstante, se recomienda no tardar mucho a estudiar la opción de un software especializado para entidades sin ánimo de lucro, que permita la gestión de personas y cuotas de manera sencilla. Estos programas informáticos también almacenan los datos ordenadamente y son un buen comienzo para hacer una gestión estructurada de los datos. Así, el día que se quiera empezar a trabajar con los datos para potenciar la entidad, estas se podrán extraer fácilmente y, con la ayuda del software, estarán muy bien estructuradas.

Ética, legalidad y buenas prácticas

Ahora bien, no todo el monte es orégano. Estamos hablando de tener un criterio ético, conocer la legalidad vigente, respetar la privacidad y soberanía de los datos (buenas prácticas). Estos tres factores nos exigen valorar los derechos de las personas junto con los beneficios del colectivo por el cual trabaja la entidad.

Es obligado, pues, analizar meticulosamente los resultados basados en el conocimiento de los datos y valorarlos con ojo crítico para aplicarlos éticamente.

El riesgo de la toma de decisiones basada en datos también puede comportar actuar siguiendo un sesgo implícito en los datos. Es muy conocido el caso de los juzgados de los Estados Unidos en que los juristas se ayudaban de un algoritmo para decidir sobre la prisión preventiva. Este se alimentaba de un conjunto de datos históricos sobre la reincidencia delictiva. Los datos de raza fueron eliminadas para evitar el sesgo y, aun así, el algoritmo presentaba un sesgo respecto a las personas negras, que eran enviadas a prisión preventiva con una proporción exageradamente alta. El problema era que el conjunto de datos históricos estaba sesgado según la raza y el algoritmo aprendió que las personas de raza negra eran más reincidentes. Es obligado, pues, analizar meticulosamente los resultados basados en el conocimiento de los datos y valorarlos con ojo crítico para aplicarlos éticamente.

En cuanto a la legalidad, hay que saber que el mes de mayo del 2018 entró en vigor una ley europea, la famosa LOPD (GDPR en inglés). Esta ley aumentó la protección de datos personales actuante directamente en todas las fases de los datos: la recolección, el almacenamiento, el procesamiento, la transferencia y la divulgación. Es una ley muy extensa y compleja pero, para empezar, el más importante es entender que se tiene que proteger la privacidad de quien ha generado los datos y que es él o ella quienes  tiene la soberanía y, tanto si se  beneficia como si no, hay que pedirle permiso explícito para almacenarlas y usarlas con objetivos propios.

En este sentido, es importante recordar que, aunque se anonimizen los datos, otros campos como el código postal, el sexo o la combinación de varios conjuntos de datos, puede comportar la reidentificación de individuos o grupos de individuos, sometiéndolos a posibles perjuicios.

Finalmente, respetar un código ético de buena conducta se podría resumir en: ser transparente con el que se hace con los datos, proteger los datos de terceros, conocer la regulación y los límites que imponen, y trabajar éticamente preservando la calidad de los datos.